viernes, 14 de enero de 2011

The Spirit

14/01/2011
Esas Chicas.

Por fin.
Llevaba mucho tiempo sin poder estar con mi queridísima Rosa. A solas, me refiero.


Antes de quitarnos la ropa se arrimó a mí, me plantó un buen beso y mientras yo le correspondía y buscaba recorrer su cuerpo con mis manos, "mi amigo" comenzó a despertar.

Sin más preámbulos, nos quitamos la ropa y nos fuimos directos a la cama.

Seguimos besándonos hasta que sin decirla nada (no hace falta) fue directa a hacerme ese francés que tanto me gusta. Cómo lo echaba de menos.

Poco después, se incorporó y se sentó encima mía. Penetrarla mientras sigo disfrutando con sus pechos, con sus labios, recorriendo su cuerpo con mis manos, ...
Así seguimos un rato hasta que me preguntó si queríamos cambiar.

Por supuesto. Se puso a cuatro y tras estar un rato jugando con mi lengua en su precioso culo no esperé más y nos pusimos a disfrutar con ese griego que tanto nos gusta.
Estaba en la gloria por lo que decidí seguir así hasta que no pude aguantar más.

Un descansito y un poco de charla que llevábamos tiempo sin hacerlo (en la fiesta no pude hablar con ella apenas).

Vuelta a la faena. Volvió al francés y yo me tumbé y me relajé un rato dejándola a ella. Aunque la verdad es que tampoco demasiado porque la pedí que esta vez se pusiera boca arriba y en plan misionero, mientras seguía disfrutando con esos hermosos labios, pude comprobar que no.

Que no soy hombre de un sólo disparo. Al menos, con mi diosa.